lunes, 12 de marzo de 2012

luz azul.

La tarde, hermosa, el sol hacía brillar mi cabello que se movía al ritmo de mi paso cortando el viento, cuanto me hubiera gustado que nos vieras.

Ahí estaba, sentada junto a la ventana esperando ver algo sin saber exactamente que, me sentía bastante segura de absolutamente nada, leyendo aquel realismo sucio del que hablamos tantas veces, repetidas cogidas y chupadas, hombre con cientos de mujeres pero el alma vacía, poseído por el alcohol pero enamorado, a veces.

Y ahí estaba sentada, calentándome por el bendito sol y por la ruborizante lectura, podría engañarme diciendo que no te tenía en la mente, pero lo cierto es que te encontraba deambulando en cada página.

Llegué famélica, insaciable, no necesitaba comida; pensé en romanticismo barato como siempre, vos, yo, la tarde, el cielo. Te busque rápidamente, no estabas; “me resigné”… y yo queriendo despertarme de nuevo a la desgracia, tentarme aún más a vender mi alma al diablo, probar el dulce sabor del pecado.

Salí, solo para que mi cabello volviera a brillar, quizás ahora lo verías…como siempre no paso nada.y ahora aquí estoy, caí de nuevo en tu juego o en el mio, como me gusta esperar lo inesperado, esperando para verte no llegar, imaginando noches desenfrenadas tocando el cielo con vos... dentro, así es como finalmente abro de nuevo, la vulgar novela que me trae tu recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario